isla de basura

El otro día fui a una conferencia, a un laaargo foro sobre la sostenibilidad medioambiental del turismo en España. Durante toda la mañana, estuve escuchando diversas charlas de temas relacionados con la sostenibilidad; para terminar, el último en realizar su presentación, fue Eugenio de Quesada, Co Presidente de Futuralia, que fue quien llevó a cabo la organización de este foro. Qué consiguió este hombre? Dejarme a mí y a todas las personas presentes boquiabiertos con la presentación de la isla de basura.

Cada día, una persona desde que se levanta hasta que se va a dormir, genera decenas o cientos de kilos de basura que van a parar a algún lado. "A dónde?", me pregunto yo. 
Cada día, un trocito de basura acaba en algún lugar con otros millones de trocitos, haciendo un viaje largo, largo, para seguir siendo basura. En tierra, en mar, qué más le da, es basura, no biodegradable.

La Isla de basura es, como su nombre bien indica, una isla flotante hecha de asquerosa basura. Esta en concreto, se encuentra en el centro del océano Pacífico Norte, con un tamaño de 1.400.000 km2 y 4 millones de toneladas de desechos, con altos niveles de plástico suspendidos en el giro del Pacífico. De toda esta basura, el 80% proviene de tierra firme, mientras que el 20% es de barcos del océano. Lo más impactante? Los residuos flotantes de plástico, NO son biodegradables, pero sí se hacen más y más pequeños con la fuerza del agua, convirtiéndose en trozos tan pequeños que son consumidos como "comida" por los organismos marinos de la zona. Y como toda cadena alimenticia, este pececito es comido por un pez mediano, que es comido por un pez más grande, que es pescado por el ser humano, puesto a la venta, comprado, cocinado y comido, llegando el plástico inicial, a nuestro interior. Qué rico, oye!!
Y como somos tan avariciosos, en 2009 se descubrió la Mancha de basura del Atlántico Norte, otra acumulación de desechos flotantes.

http://www.20minutos.es/noticia/1465806/0/diversidad-biologica/basura/oceanos/

La formación del octavo continente es un hecho del que nadie se quiere hacer responsable: está en aguas internacionales, y retirar los desechos implicaría un coste muy elevado. Así que la solución ha sido, quedarse como está, tal cual y empeorando.

La impotencia que sentí al enterarme fue abismal, la tristeza que sienten los que intentan arreglarlo es incalculable. Si esto sigue así, no solo se destruye al ecosistema marino, sino que ya está repercutiendo irremediablemente en nosotros y pronto será demasiado tarde para hacer nada.